+ All Categories
Home > Documents > Corrupcion y Pecado - Jorge Bergoglio

Corrupcion y Pecado - Jorge Bergoglio

Date post: 13-Oct-2015
Category:
Upload: omar-horacio-lorente-sarmiento
View: 169 times
Download: 2 times
Share this document with a friend

of 56

Transcript
  • BajaLibros.com

    ISBN 978-987-34-1556-2

    Diseo de tapa: Equipo Editorial

    1 edicin 2 reimpresin, marzo de 2013

    Todos los derechos reservadosQueda hecho el depsito que ordena la ley

    11.723

    Editorial Claretiana, 2005

    EDITORIAL CLARETIANALima 1360 - C1138ACD Buenos AiresRepblica ArgentinaTel: 4305-9510/9597 - Fax: 4305-6552E-mail: [email protected]

  • PRLOGO

    En las reuniones con organismosarquidiocesanos y civiles de nuestra ciudadaparece con frecuencia, casi constantemente,el tema de la corrupcin como una de lasrealidades habituales de la vida. Se habla depersonas e Instituciones aparentementecorruptas que han entrado en un proceso dedescomposicin y han perdido su entidad, sucapacidad de ser, de crecer, de tender hacia laplenitud, de servir a la sociedad entera. No esuna novedad: desde que el hombre eshombre siempre se ha dado este fenmenoque, obviamente, es un proceso de muerte:cuando la vida muere, hay corrupcin. Confrecuencia noto que se identifica corrupcincon pecado. En realidad, no es tan as.Situacin de pecado y estado de corrupcinson dos realidades distintas, aunquentimamente entrelazadas entre s.

  • Teniendo presente esta situacin me haparecido oportuno volver a publicar unartculo que escrib en 1991. En aquelentonces los medios de comunicacindedicaron mucho espacio y tiempo a esteasunto. Era la poca en que Catamarcapolarizaba la atencin nacional y muchos seasombraban de que pudieran darse cosas porel estilo. Luego nos fuimos acostumbrandoms a la palabra... y a los hechos, como siformaran parte de la vida cotidiana. Sabemosque todos somos pecadores pero lo nuevoque se incorpor en el imaginario colectivoes que la corrupcin pareciera formar partede la vida normal de una sociedad, unadimensin denunciada pero aceptable delconvivir ciudadano. No quiero pormenorizaren ejemplos: los diarios estn llenos de ello.

    La Arquidicesis est en Asamblea. Nopodemos obviar el tema que, como dije,aparece en nuestras charlas y reuniones. Noshar bien reflexionar juntos sobre este

  • problema y tambin sobre su relacin con elpecado. Nos har bien sacudirnos el almacon la fuerza proftica del Evangelio que nossita en la verdad de las cosas removiendo lahojarasca que la debilidad humana, unida ala complicidad, crea el humus apto para lacorrupcin. Nos har mucho bien, a la luz dela palabra de Dios, aprender a discernir losdiversos estados de corrupcin que noscircundan y amenazan con seducirnos. Noshar bien volver a decirnos unos a otros:pecador s, corrupto no!, y decirlo conmiedo, no sea que aceptemos el estado decorrupcin como un pecado ms.

    Pecador, s. Qu lindo es poder sentir ydecir esto y, en ese momento, abismarnos enla misericordia del Padre que nos ama y entodo momento nos espera. Pecador, s,como lo deca el publicano en el templo(Dios mo, ten piedad de m, que soy unpecador!, Lc 18,13); como lo sinti y lo dijoPedro, primero con palabras (Aljate de m,

  • Seor, que soy un pecador, Lc 5,8) y luegocon lgrimas al or aquella noche el canto delgallo, momento ste que la genialidad de J. S.Bach plasm en la sublime rea Erbarmedich, mein Gott (Ten piedad de m, Seor).Pecador, s tal como Jess nos ensea quelo dijo el hijo prdigo: He pecado contra elcielo y contra ti (Lc 15,21) y luego no pudoseguir hablando pues qued enmudecido porel clido abrazo del padre que lo esperaba.Pecador, s como nos lo hace decir laIglesia al comenzar la Misa y cada vez quemiramos al Seor crucificado. Pecador, scomo lo dijo David cuando el Profeta Natnle abri los ojos con la fuerza de la profeca(2 Sam 12,13).

    Pero qu difcil es que el vigor profticoresquebraje un corazn corrupto! Est tanabroquelado en la satisfaccin de suautosuficiencia que no permite ningncuestionamiento. Acumula riquezas para sy no es rico a los ojos de Dios (Lc 12,21). Se

  • siente cmodo y feliz como aquel hombreque planeaba construir nuevos graneros (Lc12,1621), y si la situacin se le pone difcilconoce todas las coartadas para escabullirsecomo lo hizo el administrador coimero (Lc16,1-8) que adelant la filosofa portea deel que no afana es un gil. El corrupto haconstruido una autoestima basadaprecisamente en este tipo de actitudestramposas, camina por la vida por los atajosdel ventajismo a precio de su propia dignidady la de los dems. El corrupto tiene cara deyo no fui, cara de estampita como deca miabuela. Merecera un doctorado honoriscausa en cosmetologa social. Y lo peor esque termina creyndoselo.

    Y qu difcil es que all entre la profeca!Por ello, aunque digamos pecador, s,gritemos con fuerza pero corrupto, no!.

    Una de las caractersticas del corruptofrente a la profeca es un cierto complejo deincuestionabilidad. Ante cualquier crtica se

  • pone mal, descalifica a la persona oinstitucin que la hace, procura descabezartoda autoridad moral que puedacuestionarlo, recurre al sofisma y alequilibrismo nominalista-ideolgico parajustificarse, desvaloriza a los dems yarremete con el insulto a quienes piensandistinto (cf Jn 9,34). El corrupto sueleperseguirse de manera inconsciente, y es talla irritacin que le produce estaautopersecucin que la proyecta hacia losdems y, de autoperseguido, se transformaen perseguidor. San Lucas muestra la furiade estos hombres (cf Lc 6,11) ante la verdadproftica de Jess: pues ellos seenfurecieron, y deliberaban entre s para verqu podran hacer contra Jess. Persiguenimponiendo un rgimen de terror a todosaquellos que los contradicen (cf Jn 9,22) y sevengan expulsndolos de la vida social (cf Jn9,34-35). Le tienen miedo a la luz porque sualma ha adquirido caractersticas de lombriz:

  • en tinieblas y bajo tierra. El corrupto apareceen el Evangelio jugando con la verdad:ponindole trampas a Jess (cf Jn 8,1-11; Mt22,15-22; Lc 20,1-8), intrigando para sacarlode en medio (cf Jn 11,45-57; Mt 12,14),coimeando a quien tiene capacidad detraicionar (cf Mt 26,14-16) o a losfuncionarios de turno (cf Mt 28,11-15). SanJuan los engloba en una sola frase: la luzbrilla en las tinieblas, y las tinieblas no lapercibieron (Jn 1,5). Hombres que noperciben la luz. Podemos releer losevangelios buscando los rasgos tpicos deestos personajes y su reaccin ante la luz quetrae el Seor.

    Al presentar nuevamente este escritoquisiera que en este momento de AsambleaArquidiocesana resultara de utilidad paraayudarnos a comprender el peligro dedesmoronamiento personal y social queentraa la corrupcin; y ayudarnos tambinen la vigilancia, pues un estado cotidiano de

  • complicidad con el pecado nos puedeconducir a la corrupcin. El tiempo deAdviento es apto para vigilar atentamentesobre las cosas que impiden abrir nuestrocorazn al deseo del encuentro conJesucristo que viene. Que nos dejemosencontrar con l para caminar,renovadamente, el camino de la vidacristiana.

    Quiero agradecer de manera especial al P.Gustavo O. Carrara por su ayuda moral parahacer esta publicacin.

    Buenos Aires, 8 de diciembre de 2005Solemnidad de la Inmaculada Concepcin

    Card. Jorge Mario Bergoglio, sj

  • CORRUPCIN Y PECADOALGUNAS REFLEXIONES EN

    TORNO AL TEMA DE LACORRUPCIN

    Hoy da se habla bastante de corrupcin,sobre todo en lo que concierne a la actividadpoltica1. En diversos ambientes sociales sedenuncia el hecho. Varios obispos hansealado la crisis moral por la que pasanmuchas Instituciones. Por otra parte, lareaccin general frente a ciertos hechos queindicaran corrupcin ha sido creciente y, enalgunos casos, como en el de Catamarca,ante la impotencia de generar una solucinde los problemas, el actuar del pueblo haproducido manifestaciones que orillean unanueva Fuenteovejuna. Se trata de unmomento en el que emerge de una maneraespecial la realidad de la corrupcin.

  • Y, sin embargo, toda corrupcin social noes sino la consecuencia de un corazncorrupto... No habra corrupcin social sincorazones corruptos: Lo que sale delhombre es lo que lo hace impuro. Porque esdel interior, del corazn de los hombres, dedonde provienen las malas intenciones, lasfornicaciones, los robos, los homicidios, losadulterios, la avaricia, la maldad, losengaos, las deshonestidades, la envidia, ladifamacin, el orgullo, el desatino. Todasestas cosas malas proceden del interior y sonlas que contaminan al hombre (Mc 7,20-23).

    Un corazn corrupto: aqu est el asunto.Por qu un corazn se corrompe? El

    corazn no es una ltima instancia delhombre, cerrada en s misma; all no acaba larelacin (y por lo tanto la relacin moraltampoco). El corazn humano es corazn enla medida en que es capaz de referirse a otracosa, en la medida en que es capaz de

  • adherirse, en la medida en que es capaz deamar o negar el amor (odiar). Por ello Jess,cuando invita a conocer el corazn comofuente de nuestras acciones, nos llama laatencin sobre esta adhesin finalstica denuestro corazn inquieto: Donde est tutesoro all estar tambin tu corazn (Mt6,21). Conocer el corazn del hombre, suestado, entraa necesariamente conocer eltesoro al que ese corazn est referido, eltesoro que lo libera y plenifica o que lodestruye y esclaviza; en este ltimo caso eltesoro que lo corrompe. De tal modo que delhecho de la corrupcin (personal o social) sepasa al corazn como autor y conservador deesa corrupcin, y del corazn se pasa altesoro al que est adherido ese corazn.

    Mtodo

    Quisiera reflexionar sobre este hecho, para

  • comprenderlo mejor y tambin para ayudar aevitar que la corrupcin se convierta en unlugar comn de referencia o en una palabrams de las que se usan en el engranajenominalista de la cultura gnstica y devalores transversales, esa cultura que tiendea asfixiar la fuerza de la nica palabra.Pienso que, en primer lugar, puede ayudar aadentrarse en la estructura interna delestado de corrupcin ponderando la fealdady malicia que... tiene en s...2; sabiendo que,si bien la corrupcin es un estadointrnsecamente unido al pecado, en algo sedistingue de l. En segundo lugar, tambinayuda describir el modo de proceder de unapersona, de un corazn corrupto (distinto aldel un pecador). En tercer lugar, recorreralgunas de las formas de corrupcin con lasque Jess tuvo que enfrentarse en sutiempo.

    Finalmente, ayudar preguntarse sobre elmodo de corrupcin que podra ser ms

  • propio de un religioso. Por supuesto quepuede llevar en s una corrupcin similar aldel resto de los mortales, pero aqu meinteresara preguntar por lo que yo llamaracorrupcin en tono menor, es decir: laposibilidad de que un religioso tengacorrompido el corazn pero (permtase lapalabra) venialmente, es decir que suslealtades para con Jesucristo adolezcan decierta parlisis.

    Es posible que un religioso participe de unambiente de corrupcin? Es posible que unreligioso est de alguna maneraparcialmente o venialmente corrupto? Todasestas cosas llevan metodolgicamente asituarse en distintos puntos de vista para,desde all, apuntar al tema de la corrupcin.Adems hay que notar que corrupcin es unapalabra cargada3 de significacionescontemporneas, y se corre el riesgo deforzar la reflexin para que se acomode aella.

  • La inmanencia

    No hay que confundir pecado concorrupcin. El pecado, sobre todo si esreiterativo, conduce a la corrupcin, pero nocuantitativamente (tantos pecados provocanun corrupto) sino cualitativamente, porcreacin de hbitos que van deteriorando ylimitando la capacidad de amar, replegandocada vez ms la referencia del corazn haciahorizontes ms cercanos a su inmanencia, asu egosmo. As lo afirma san Pablo: Porquetodo cuanto se puede conocer acerca de Diosest patente ante ellos (los hombresinjustos): Dios mismo se lo dio a conocer, yaque sus atributos invisibles su poder eternoy su divinidad se hacen visibles a los ojosde la inteligencia, desde la creacin delmundo, por medio de sus obras. Por lo tanto,aquellos no tienen ninguna excusa: enefecto, habiendo conocido a Dios, no loglorificaron ni le dieron gracias como

  • corresponde. Por el contrario, se extraviaronen vanos razonamientos y su menteinsensata qued en la oscuridad. Haciendoalarde de sabios se convirtieron en necios, ycambiaron la gloria del Dios incorruptiblepor imgenes que representan a hombrescorruptibles, aves, cuadrpedos y reptiles(Rom 1,19-23). Aqu aparece claro el procesoque va desde el pecado a la corrupcin, loque esto supone de ceguera, de abandono deDios a las propias fuerzas, etc.

    Podramos decir que el pecado se perdona,la corrupcin no puede ser perdonada.Sencillamente porque en la base de todaactitud corrupta hay un cansancio detrascendencia: frente al Dios que no se cansade perdonar, el corrupto se erige comosuficiente en la expresin de su salud: secansa de pedir perdn.

    ste sera un primer rasgo caracterstico detoda corrupcin: la inmanencia. En elcorrupto existe una suficiencia bsica, que

  • comienza por ser inconsciente y luego esasumida como lo ms natural. La suficienciahumana nunca es abstracta. Es una actituddel corazn referida a un tesoro que loseduce, lo tranquiliza y lo engaa: Almama, tienes bienes almacenados para muchosaos; descansa, come, bebe y date buenavida (Lc 12,19). Y, de manera curiosa, se daun contrasentido: el suficiente siempre es en el fondo un esclavo de ese tesoro, ycuanto ms esclavo, ms insuficiente en laconsistencia de esa suficiencia. As se explicapor qu la corrupcin no puede quedarescondida: el desequilibrio entre elconvencimiento de auto-bastarse y larealidad de ser-esclavo del tesoro no puedecontenerse. Es un desequilibrio que salefuera y, como sucede con toda cosaencerrada, bulle por escapar de la propiapresin... y al salir desparrama el olor deese encerramiento consigo mismo: da malolor. S, la corrupcin tiene olor a podrido.

  • Cuando algo empieza a oler mal es porqueexiste un corazn encerrado a presin entresu propia suficiencia inmanente y laincapacidad real de auto-bastarse; hay uncorazn podrido por la excesiva adhesin aun tesoro que lo ha copado.

    El corrupto no percibe su corrupcin.Sucede lo que con el mal aliento:difcilmente el que tiene mal aliento sepercata de ello. Son otros quienes lo sienteny se lo deben decir. De aqu tambin quedifcilmente el corrupto puede salir de suestado por remordimiento interno. Tieneanestesiado el buen espritu de esa rea.Generalmente el Seor lo salva con pruebasque le vienen de situaciones que le toca vivir(enfermedades, prdidas de fortuna, de seresqueridos, etc.) y son stas las queresquebrajan el armazn corrupto ypermiten la entrada de la gracia. Puede sercurado.

  • Aparentar

    De ah que la corrupcin, ms queperdonada, debe ser curada4. Es como unade esas enfermedades vergonzantes que setrata de disimular, y se esconde hasta que nopuede ocultarse su manifestacin... Entoncescomienza la posibilidad de ser curada. Nohay que confundir corrupcin con vicios(aunque la familiaridad con stos lleva atransformarlos en tesoro). El corruptoprocura siempre mantener la apariencia:Jess llamar sepulcros blanqueados a unode los sectores ms corruptos de su tiempo(cf Mt 23,25-28). El corrupto cultivar, hastala exquisitez, sus buenos modales... para deesta manera poder esconder sus malascostumbres5.

    En la conducta del corrupto la actitudenferma resultar como destilada y, a loms, tendr la apariencia de debilidades o

  • puntos flojos relativamente admisibles yjustificables por la sociedad. Por ejemplo: uncorrupto de ambicin de poder aparecer alo sumo con ribetes de cierta veleidad osuperficialidad que lo lleva a cambiar deopinin o a reacomodarse segn lassituaciones: entonces se dir de l que esdbil o acomodaticio o interesado... pero lallaga de su corrupcin (la ambicin de poder)quedar escondida. Otro caso: un corrupto delujuria o avaricia disfrazar su corrupcincon formas ms aceptables socialmente, yentonces se presentar como frvolo. Y lafrivolidad es mucho ms grave que unpecado de lujuria o avaricia, simplementeporque el horizonte de la trascendencia hacristalizado hacia un ms ac difcilmentereversible. El pecador, al reconocerse tal, dealguna manera admite la falsedad de estetesoro al que adhiri o adhiere... el corrupto,en cambio, ha sometido su vicio a un cursoacelerado de buena educacin; esconde su

  • tesoro verdadero, no ocultndolo a la vista delos dems sino reelaborndolo para que seasocialmente aceptable6. Y la suficienciacrece... comenzar por la veleidad y lafrivolidad, hasta concluir en elconvencimiento, totalmente seguro, de queuno es mejor que los dems:

    Y refirindose a algunos que se tenan porjustos y despreciaban a los dems, Jess dijoesta parbola: Dos hombres subieron alTemplo para orar: uno era fariseo y el otro,publicano. El fariseo, de pie, oraba as: Diosmo, te doy gracias porque no soy como losdems hombres, que son ladrones, injustos yadlteros; ni tampoco como ese publicano.Ayuno dos veces por semana y pago ladcima parte de todas mis entradas.

    En cambio el publicano, mantenindose adistancia, no se animaba siquiera a levantarlos ojos al cielo, sino que se golpeaba elpecho, diciendo: Dios mo, ten piedad dem, que soy un pecador!.

  • Les aseguro que este ltimo volvi a sucasa justificado, pero no el primero. Porquetodo el que se ensalza ser humillado y elque se humilla ser ensalzado (Lc 18,9-14).

    Comparar

    ... ni tampoco como se, porque elcorrupto necesita siempre compararse aotros que aparecen como coherentes con supropia vida (incluso cuando se trata de lacoherencia del publicano al confesarsepecador) para encubrir su incoherencia, parajustificar su propia actitud. Por ejemplo, paraun veleidoso, una persona que procura tenerclaros los lmites morales y no los negocia, esun fundamentalista, un anticuado, uncerrado, una persona que no est a la alturade los tiempos. Y aqu aparece otro rasgotpico del corrupto: la manera cmo sejustifica.

  • Porque, en el fondo, el corrupto tienenecesidad de autojustificarse, aunque lmismo no se d cuenta de que lo esthaciendo. El modo de justificarse de quienesestn en la corrupcin (se entiende,justificarse comparndose con otros) tienedos caractersticas. En primer lugar se hacepor referencia a situaciones extremas,exageradas o que en s son malas: rapacidad,injusticia, adulterio, no ayunar, no pagar eldiezmo... (como en la parbola ms arriba).Es la referencia a algo exagerado o a unpecado incontestable y en tal referenciainstauran una comparacin entre los buenosmodales de sus fallas y la contundencia delpecado al que aluden. Se trata de unacomparacin falseada porque los trminosson de diverso gnero: se compara unaapariencia con la realidad. Pero, a la vez, se leaplica al otro una realidad que no es tal cual.Y aqu aparece el segundo rasgo, en lacomparacin, el trmino al que se refiere,

  • est caricaturizado (o suele estarlo). Ocaricaturizado en s mismo (y sera el casomencionado del fariseo con referencia alpublicano), o caricaturizado en las relacionesque se hacen con situaciones de fuera o quele tocan de alguna manera, donde se utilizaninterpretaciones de hechos a la luz de otroshechos parecidos, aparentemente reales, oreales pero aplicados inadecuadamente. (Esel caso de la blasfemia de los fariseos aJess: Nosotros no hemos nacido de laprostitucin7; o el reducir la actividad deJess a un mero carapintada de su tiempo:Si lo sueltas, no eres amigo del Csar,porque el que se hace rey se opone alCsar8. Aqu, por ejemplo, se proyecta en lacomparacin un hecho poltico). Cuando nosencontremos ante justificaciones de estetipo, generalmente podemos presumir queestamos ante un caso de corrupcin.

  • De la comparacin al juicio

    Al compararse el corrupto se erige en juezde los dems: l es la medida delcomportamiento moral9. ... Yo no soy comose significa se no es como yo, y por ellote doy gracias10. Es como si dijera: yo soy lamedida del cumplimiento (cumplo ymiento): pago los diezmos, etc... Pero en estode la medida hay algo ms sutil: ningunapersona puede forzar tanto la realidad siarriesgarse a que esa misma realidad se levuelva contra l mismo.

    Y del juicio a la desfachatez

    Volverse contra l mismo. El ser estrascendentalmente verum, y yo podrdistorsionarlo y retorcerlo como una toallacon la negacin de la verdad... pero el sercontinuar siendo verum aunque en su

  • inmanencia situacional uno logrepresentarlo de otra manera. El ser pugna enmanifestarse como es11. En el ncleo mismodel juicio que hace un corrupto se instalauna mentira, una mentira a la vida, unamentira metafsica al ser que, con el tiempo,se volver contra quien la hace. En el planomoral esto es evitado, por los corruptos,proyectando su propia maldad en otros. Peroes una solucin provisoria y temporal que nohace ms que aumentar la tensin del serpor recuperar su veracidad (puesto que suverdad nunca la perdi). Y Jess le dice queno es el otro el malo, sino que tu ojo esmalo12.

    La corrupcin lleva a perder el pudor quecustodia la verdad, el que hace posible laveracidad de la verdad. El pudor quecustodia, adems de la verdad, la bondad,belleza y unidad del ser. La corrupcin semueve en otro plano que el del pudor: al

  • situarse ms ac de la trascendencia,necesariamente va ms all en su pretensiny en su complacencia. Ha transitado elcamino que va desde el pudor a ladesfachatez pdica13.

    Triunfalismo

    Unido a este ser medida de juicio hay otrorasgo. Toda corrupcin crece y a la vez seexpresa en atmsfera de triunfalismo. Eltriunfalismo es el caldo de cultivo ideal deactitudes corruptas, pues la experiencia lesdice que esas actitudes dan buen resultado, yas se siente en ganador, triunfa. El corruptose confirma y a la vez avanza en esteambiente triunfal. Todo va bien. Y desde esterespirar el bien, gozar del viento en popa, sereordenan y se rearman las situaciones envaloraciones errneas.

    No es triunfo, sino triunfalismo. La

  • veleidad y la frivolidad, por ejemplo, sonformas de corrupcin que pueden anidarcmodamente en esa aura nefasta que DeLubac llamaba mundanidad espiritual14,que no es otra cosa sino el triunfo impostadoen triunfalismo de la capacidad humana; elhumanismo pagano sutilizado en sentidocomn cristiano. El corrupto, al integrar ensu personalidad situaciones estables dedegeneracin del ser, lo hace de tal maneraque alienten un sentido optimista de suexistencia hasta el punto de autoembriagarseen un adelanto de la escatologa como es eltriunfalismo. El corrupto no tiene esperanza.El pecador espera el perdn... el corrupto, encambio, no, porque no se siente en pecado:ha triunfado. La esperanza cristiana se hacomo inmanentizado en las virtualidadesfuturas de sus ya logrados triunfos, de susinmanentes arras15.

    Es precisamente este triunfalismo, nacido

  • de sentirse medida de todo juicio, el que leda nfulas para rebajar a los dems a sumedida triunfal. Me explico: un ambiente decorrupcin, una persona corrupta, no dejacrecer en libertad. El corrupto no conoce lafraternidad o la amistad, sino la complicidad.Para l no vale ni el amor a los enemigos o ladistincin que est en la base de la antigualey: o amigo o enemigo. Sino que se mueveen los parmetros de cmplice o enemigo.Por ejemplo, cuando un corrupto est en elejercicio del poder, implicar siempre a otrosen su propia corrupcin, los rebajar a sumedida y los har cmplices de su opcin deestilo16. Y esto en un ambiente que seimpone por s mismo en su estilo de triunfo,ambiente triunfalista, de pan y circo, conapariencia de sentido comn en el juicio delas cosas y de sentido de la viabilidad en lasopciones variadas. Porque la corrupcinentraa ese ser medida, por ello todacorrupcin es proselitista. El pecado y la

  • tentacin son contagiosos... la corrupcin esproselitista17.

    Esta dimensin proselitista de lacorrupcin seala actividad y aptitud paraconvocar. Podra encuadrarse en el plan delucha de Lucifer, como caudillo, que sanIgnacio presenta en los Ejercicios18. No setrata de una convocatoria a cometer pecados,sino a enrolar en estado de pecado, en estadode corrupcin: ... redes y cadenas... primerotentar de codicia de riquezas... para que msfcilmente vengan a vano honor del mundo(lase triunfalismo) y despus a crecidasoberbia.... Se trata de un plan para crearestado lo suficientemente fuerte como paraque pueda resistir al ahora (el primerbinario)19 o al todo (el segundo binario)20 dela invitacin a la gracia21.

    Mirando al tiempo de Jess

  • En el Nuevo Testamento aparecenpersonas corruptas, en las que la adhesin alestado de pecado es clara a primera vista. Talel caso de Herodes el Viejo22, y Herodas23.En otros la corrupcin se camufla enactitudes socialmente aceptables, porejemplo el caso de Herodes (hijo) que oacon gusto a Juan24 y opta por la perplejidadcomo fachada para defender su corrupcin; oel de Pilatos que aparece como el asunto queno le toca, y por ello se lava las manos25,pero en el fondo es para defender su zonacorrupta de adhesin al poder, a cualquierprecio.

    Pero tambin hay, en tiempo de Jess,grupos corruptos: los fariseos, los saduceos,los esenios, los zelotes26. Una mirada a esosgrupos nos ayuda ms a interiorizarnos en elhecho de la corrupcin frente al mensajesalvador de Jesucristo y a su Persona. Haydos rasgos que son comunes a esos cuatro

  • grupos. En primer lugar, todos hanelaborado una doctrina que justifica sucorrupcin, o que la cubre. El segundo rasgo:estos grupos son los ms alejados, cuando noenemigos, de los pecadores y del pueblo. Noslo se consideran limpios, sino que conesta actitud proclaman su limpieza.

    Los fariseos elaboran la doctrina delcumplimiento de la Ley hasta unnominalismo exacerbante y esto mismo loslleva a despreciar a los pecadores, a quienesconsideran infractores de esa aplastanteley27. Los saduceos ven, en los pecadores yen el pueblo, a pusilnimes incapaces denegociar con el poder en las diversascoyunturas de la vida, y ponen precisamenteen la doctrina de este trato negociado con elpoder su interior corrupcin que no le dacabida a la esperanza trascendente. Loszelotes buscan una solucin poltica aqu yahora, sta es su doctrina, detrs de la queesconden una buena dosis de resentimiento

  • social y falta de sentido teolgico del tiempo.Para ellos la teologa del destierro de supueblo no tiene vigencia. Y los pecadores, elpueblo, terminar por ser el idiota til aquien convocarn para ideologizarlo en lalucha armada. Finalmente cuesta detectar, aprimera vista, qu corrupcin hay en losesenios, pues son hombres de muy buenavoluntad que buscan el recogimiento y en lavida monstica la salvacin de un grupoelegido. Aqu est su corrupcin: han sidotentados bajo la especie de bien y han dejadoconsolidar esa tentacin como referenciadoctrinal de sus vidas. Para ellos lospecadores y el pueblo estn lejos de esteplan, son ineptos para engrosar este grupo.La respuesta de Jess a Juan Bautista vadirigida, por elevacin, a ellos: Vayan acontar a Juan lo que han visto y odo: losciegos ven, los paralticos caminan, losleprosos son purificados y los sordos oyen,los muertos resucitan, la Buena Noticia es

  • anunciada a los pobres (Lc 7,22).Jess se erige, pues, ante estos cuatro

    grupos, ante estas cuatro corrientesdoctrinarias corruptas, recogiendo laspromesas de redencin hechas a supueblo28. Recurre al patrimonio de supueblo, como lo hizo en el momento de latentacin en el desierto.

    Relee las Escrituras porque son ellas lasque dan testimonio de su estilo29, enoposicin a los estilos alternativos queproponen estas cuatro elites.

    Resumiendo

    La corrupcin no es un acto, sino unestado, estado personal y social, en el queuno se acostumbra a vivir. Los valores (odesvalores) de la corrupcin son integradosen una verdadera cultura, con capacidad

  • doctrinal, lenguaje propio, modo de procederpeculiar. Es una cultura de pigmeizacin porcuanto convoca proslitos para abajarlos alnivel de la complicidad admitida. Estacultura tiene un dinamismo dual: deapariencia y de realidad, de inmanencia y detrascendencia. La apariencia no es el surgirde la realidad por veracidad, sino laelaboracin de esa realidad, para que se vayaimponiendo en una aceptacin social lo msgeneral posible. Es una cultura de restar: seresta realidad en pro de la apariencia. Latrascendencia se va haciendo cada vez msac, es inmanencia casi... o a lo ms unatrascendencia de saln. El ser ya no escustodiado, sino ms bien maltratado poruna especie de desfachatez pdica. En lacultura de la corrupcin hay mucho dedesfachatado, aunque aparentemente loadmitido en el ambiente corrupto est fijadoen normativas severas de tinte victoriano.Como dije es el culto a los buenos modales

  • que encubren las malas costumbres. Y estacultura se impone en el laissez-faire deltriunfalismo cotidiano.

    No siempre alguien se transforma de golpeen corrupto. Ms bien es al revs. Hay uncamino por el que uno se va deslizando. Yese camino no se identifica sin ms, con elcamino de cometer pecados. Uno puede sermuy pecador y sin embargo no habercado en la corrupcin: quiz sea el caso deZaqueo, Mateo, la Samaritana, Nicodemo, elBuen Ladrn, los cuales tenan algo en sucorazn pecador que los salv de lacorrupcin: la adhesin a la inmanencia,adhesin propia del corrupto, no habacristalizado an, estaban abiertos al perdn.Sus obras nacan de un corazn pecador,eran obras malas muchas de ellas, pero a lavez ese corazn que las produca senta supropia debilidad. Y por ah poda entrar lafuerza de Dios. Porque la locura de Dios esms sabia que la sabidura de los hombres, y

  • la debilidad de Dios es ms fuerte que lafortaleza de los hombres (1 Cor 1,25).

    Vengo haciendo una distincin (que puedeser peligrosa) entre pecado y corrupcin; contodo, es verdadera. Y, sin embargo, tambinhay que afirmar que el camino hacia lacorrupcin es el pecado. Cmo se da esto?Se trata de una forma sutil de progresin o,mejor dicho, de salto cualitativo del pecado ala corrupcin. El autor de la carta a losHebreos nos dice: Estn atentos para quenadie sea privado de la gracia de Dios, y paraque no brote ninguna raz venenosa capaz deperturbar y contaminar a la comunidad(Heb 12,15): obviamente que habla de algoms que el pecado, indica un estado decorrupcin. Anans y Safira pecaron, pero nofue un pecado nacido de un corazn dbilsino de la corrupcin, fue un fraude,engaaron a Dios30, y el castigo lo recibenprecisamente por esta corrupcin que creaen ellos una actitud fraudulenta. Hay que

  • plantearse el problema de distinguir elpecado de la corrupcin? Creo que mucho noayudara. Con lo dicho basta: uno puede serreiterativo en pecados y no estar todavacorrupto; pero a la vez la reiteracin delpecado puede conducir a la corrupcin. SanIgnacio entiende esto y por ello no se detieneen el conocimiento del propio pecado sinoque hace ir ms all: al conocimiento yaborrecimiento del desorden de misoperaciones y de las cosas mundanas yvanas31. Sabe del peligro de la razvenenosa que contamina. En su adhesinal Seor busca para el Ejercitante estados dealma abiertos a la trascendencia, sin que sereserven para s ninguna rea inmanente.

    La corrupcin del religioso

    Corruptio optimi, pessima. Esto puedeaplicarse al religioso corrupto. Que los hay,

  • los hay. Que los hubo, basta con leer lahistoria. En las diversas rdenes quepidieron una reforma o que la hicieron,haba en mayor o menor grado, problemas decorrupcin. No quiero referirme aqu a loscasos obvios de corrupcin, sino ms bien aestados de corrupcin cotidianos, que yollamara veniales, pero que estancan la vidareligiosa.

    Cmo se da esto?El Beato Fabro daba una regla de oro para

    detectar el estado de un alma que vivatranquilamente y en paz: proponerle algoms (magis)32. Si un alma estaba cerrada ala generosidad reaccionara mal. El alma sehabita al mal olor de la corrupcin. Sucedelo que en un ambiente cerrado: slo quienviene de fuera se percata de la atmsferaenrarecida. Y cuando se quiere ayudar a unapersona as, el cmulo de resistencias esindecible. Los israelitas eran esclavos deEgipto, pero se haban acostumbrado a esa

  • prdida de la libertad, haban adecuado laforma de su alma a ello, no se hacanilusiones de otra manera de vivir. Suconciencia estaba dormida y, en este sentido,podemos hablar de cierta corrupcin.Cuando Moiss anuncia a los israelitas elplan de Dios, ellos no quisieron escucharlo,porque estaban desalentados a causa de ladura servidumbre (Ex 6,9). Despus, cuandosurgen las dificultades en el camino deldesierto, le echan en cara a Moiss el que sehaya metido y los haya metido en esteasunto: Y al encontrarse con Moiss y Aarnles dijeron: Que el Seor fije su mirada enustedes y juzgue. Porque nos han hechoodiosos al Faran y a sus servidores, y hanpuesto en sus manos una espada para quenos maten (Ex 5,21). Los ancianos quierenpactar con el enemigo, cansados y temerosos,y tiene que venir Judit a releerles la historiapara que no acepten como carnerossituaciones que Dios no quiere33. Jons no

  • quiere problemas: lo mandan a Nnive ydispara a Espaa34 y tiene que intervenirDios con una larga purificacin (unaverdadera noche en el vientre de la ballena,typos de esa noche que va desde la hora nonadel viernes de Parasceve hasta el alba delprimer da de la semana). Elas se dice a smismo que avanz demasiado en el asuntodel degello de los sacerdotes de Balaam, y leagarra miedo de una mujer (me hace acordara la Regla 12 de discernimiento, de laPrimera Semana de los EjerciciosEspirituales) y se escapa con ganas demorirse35: no es capaz de sobrellevar lasoledad de un triunfo en Dios. A Natanael leresulta ms fcil el comentario escptico deque de Nazareth no puede salir nada bueno36que creer en el entusiasmo de Felipe. Los dosdiscpulos, como otros Jonases, tampocoqueran problemas: los citan en Galilea y seescapan a Emas37... y el resto de los

  • Apstoles prefera no creer lo que sus ojosvean esa maana en el Cenculo, y dice elevangelio que no podan creer a causa de laalegra (Lc 24,41). Aqu est el nudo delasunto: un proceso de dolor siemprebajonea; el haber probado derrotas conduceal corazn humano por el camino deacostumbrarse a ellas, para no extraarse nivolver a sufrir si surge otra. O simplementeuno est satisfecho con el estado en que esty no quiere tener ms problemas.

    En todas estas referencias bblicasencontramos reticencia. El corazn no quierelos. Hay temor a que Dios se meta y nosembarque en caminos que no podamoscontrolar.

    Hay temor a la visita de Dios, temor a laconsolacin. Con esto se va gestando unfatalismo; los horizontes se van achicando ala medida de la propia desolacin o de lapropia quietud. Se teme a la ilusin, y seprefiere el realismo del menos a la promesa

  • del ms... y uno se olvida que el realismoms realista de Dios se expresa en unapromesa: Deja tu tierra natal y la casa de tupadre, y ve al pas que yo te mostrar. Yohar de ti una gran nacin y te bendecir;engrandecer tu nombre y sers unabendicin (Gn 12,1-2). En este preferir elmenos supuestamente realista hay ya unsutil proceso de corrupcin: se llega a lamediocridad y a la tibieza (dos formas decorrupcin espiritual), se llega al negocio conDios segn las pautas del primero o segundobinario. En la oracin penitencial en elsacramento de la reconciliacin se pideperdn por otros pecados... pero no semuestra al Seor este estado de almadesilusionado. Es la lenta, pero fatal,esclerosis del corazn.

    Entonces el alma comienza a satisfacersede los productos que le ofrece elsupermercado del consumismo religioso.Ms que nunca vive la vida consagrada como

  • una realizacin inmanente de supersonalidad. En muchos esta realizacinconsistir en la satisfaccin profesional, enotros en xitos de obras, en otros en elcomplacerse de s mismos por la estima quele tienen, otros buscarn en la perfeccin delos medios modernos llenar el vaco quesiente su alma con respecto al fin que en unmomento busc y se dej buscar por l.Otros llevarn una densa vida social:gustarn de salidas fuera, vacaciones conamigos, comidas y recepciones; procurarnser tenidos en cuenta en todo lo queimplique figuracin. Podra seguirenumerando casos de corrupcin... pero simplificando todo esto no es sino parte dealgo ms hondo: la ya mencionadamundanidad espiritual38.

    La mundanidad espiritual como paganismodisfrazado eclesisticamente. Frente a estoshombres y mujeres corruptos en su vida

  • consagrada, la Iglesia muestra la grandeza desus santos... que han sabido trascender todaapariencia hasta contemplar el rostro deJesucristo, y esto los ha vuelto locos porCristo39.

    En la corrupcin venial pasan la vidamuchos hombres y mujeres, desdiciendo suconsagracin, acomodando su alma junto ala piscina, mirando durante 38 aos cmoel agua se mueve y otros se curan40... Esecorazn est corrupto. Por ah uno sueadespierto y quisiera vivificar esa partemuerta del corazn; se siente la invitacindel Seor... pero no, es mucho lo, muchotrabajo. Nuestra indigencia necesitaesforzarse un poco para abrir un espacio a latrascendencia, pero la enfermedad decorrupcin nos lo impide: Ad laboremindigentia cogebat, et laborem infirmitasrecusabat41... Y el Seor no se cansa dellamar: No temas.... No temas a qu? No

  • temas a la esperanza... y la esperanza nodefrauda.42

    1 Frigerio, octavio, Corrupcin, un problemapoltico, La Nacin, ao 122, n 42.863, lunes 4 demarzo de 1991, p. 7.

    2 Ejercicios Espirituales (en adelante EE) 57.

    3 ein geladenes Wort como dice van Rad.

    4 Perdonada, curada: las palabras no son exactas niadecuadas, pues todo perdn es curativo. Aqu lascontrapongo como recurso para poder entendermejor.

    5 Entre tales dirigentes (partidarios) no faltanquienes, a la manera de las cortesanas de laantigedad convertidas en vestales, pretenden hoyrescatarse de la sospecha (de corruptos) oficiando deinesperados guardianes del templo de la honestidadpblica, Frigerio, Octavio, op. cit.

    6 Tengan cuidado de no practicar su justicia delantede los hombres para ser vistos por ellos... no lo vayaspregonando delante de ti, como hacen loshipcritas... a ellos les gusta orar de pie en las

  • sinagogas y en las esquinas de las calles, para servistos... no pongan cara triste... (Mt 6,1-18).

    7 Jn 8,39-41. Laurentin trae, a propsito de estetexto, la exgesis de algunos que piensan que estreferido a la Madre de Jess en el momento en queregres a Nazareth desde Aim Karim. Ya eranevidentes los signos de la maternidad, y es esto lo quelleva a Jos a querer dejarla en secreto. Muchoshabran pensado mal de Ella en el sentido de quehubo transgresin de la ley. Esta exgesis es verosmildesde el punto de vista bblico... y los fariseos aqu secobran en la Madre de Jess. Yo no vera dificultaden aceptar la exgesis desde el punto de vistateolgico, pues sealara un paso ms todava en elanonadamiento de Jess y en el de su Madre que loacompa durante todo el camino.

    8 Jn 19,12. Obviamente que aqu hay unreduccionismo en la comparacin.

    9 Para erigirse en juez, el corrupto procura aparecercomo un equilibrado, como un centrista; y cuandolas circunstancias lo obligan a tomar medidasdesmesuradas que denunciaran su corrupcin, amostrar un des-equilibrio, sabe demostrar que esedesequilibrio era necesario en orden a un equilibrio

  • mayor... Pero nunca, aun en el desequilibrio tctico,dejar de sentirse juez de una situacin. Cf alrespecto lo dicho por Frigerio en la nota 5: la mismacorrupcin de cortesano lo convierte en vestal,cuando le conviene.

    10 Es decir: Te doy gracias porque hay tan pocoscomo yo. El corrupto trata de apartarse de todacorporacin, siempre se siente ms all del otro.

    11 Toda la creacin anhela esto, como con dolores departo, al decir de san Pablo en Rom 8,22.

    12 Mt 6,22. Y si es malo, es mejor que te lo arranques.

    13 Quiz con alguna comparacin se entienda mejor.Robar una cartera a una seora es pecado, y al raterolo ponen preso en la comisara, y la seora cuenta asus amigas lo que le pas, y todas concuerdan en lomal que anda el mundo, y que las autoridadestendran que tomar medidas, que ya no se puede salira la calle... y la seora en cuestin, la asaltada por elratero, ni piensa en cmo es su marido en losnegocios estafa al Estado no pagando los impuestos,y despide a los empleados cada tres meses para evitarrelacin de dependencia, etc. Y su marido, y ellatambin quiz, en las reuniones hacen gala de estas

  • maas empresarias y comerciales; a esto llamo yodesfachatez pdica. Otro caso: la prostitucin especado, y a las prostitutas se las llama mujeres demala vida o simplemente malas mujeres.Socialmente se dice que son execrables porquecontaminan la cultura y la buena educacin, etc., etc.Y la misma persona que dice esto va a la fiesta deltercer matrimonio de una conocida (despus delsegundo divorcio), o acepta que fulana o menganatenga alguna aventuritas (siempre que sean de buengusto), o que se publiquen las insatisfaccionesamorosas de tal o cual actriz de cine, que cambia depareja como de zapatos. Voy a esto: hay unadiferencia entre la prostituta y la as dicha seora sinprejuicios. Aquella no ha perdido todava su pudor;sta, aparentemente, est ms all del pudor, en unaactitud de desfachatez, a la cual las convencionessociales la convierten en pdica.

    14 De Lubac, Henri, Meditacin sobre la Iglesia,Descle, Pamplona, 2 edicin, pp. 367-368.

    15 Este fenmeno de la inmanentizacin de laesperanza tiene su fuerza en la doctrina del tercertiempo de Joaqun de Fiore. Su concepcin de laIglesia est corrompida en este sentido. Sobre suinstitucin se edificaron muchos sistemas de

  • esperanza inmanente. El misterio de la Iglesia era,as, reledo a la luz de movimientos culturales o dehechos polticos inmanentes, y de esta manera seda un hecho curioso: en aras del progreso, e dar unpaso ms en el desarrollo de la humanidad, seinmanentiza la trascendencia y esta inmanencia esprecisamente un fundamentalismo ms peligrosoque el que entraa una mala comprensin del volvera las fuentes. Sera el fundamentalismo de lainmanencia, de releer los misterios eclesiales conparmetros de redenciones polticas o incluso derealidades poltico-culturales de los pueblos, aunquesean buenas.

    16 Ya no es slo medida respecto al juicio valorativo,sino tambin medida de asociacin o de referencia ala convocatoria de adeptos. Para ser con-militnnecesita ser cmplice de l.

    17 Hay tres caractersticas de toda tentacin alpecado: la tentacin crece, se contagia y se justifica.Estas mismas caractersticas aparecen, pero dediverso modo, en el estado de corrupcin. Lacorrupcin se consolida, convoca y sienta doctrina.El crecer de la tentacin es ya proceso deconsolidacin; el contagiarse pasa a tomar papelactivo, y por ello es proselitismo; finalmente la simple

  • justificacin se elabora mucho ms, y sienta doctrina.

    18 EE 142.

    19 EE 153.

    20 EE 154.

    21 Aqu la referencia es forzada, porque en el caso delos binarios no aparece que sea por corrupcin, sinosimplemente de algo adquirido no pura ydebidamente por amor de Dios (EE 150). Pero sirvepara ejemplificar.

    22 Mt 2,3-15.

    23 Mt 14,3ss.; Mc 6,19.

    24 Mc 6,20.

    25 Mt 27,24.

    26 Cf al respecto el libro de Schubert Los partidospolticos en tiempo de Jess. Aqu simplemente hagouna descripcin muy general y hasta simplificada delasunto, slo mirando a ejemplificar el caso de lacorrupcin en las elites.

    27 Mt 23,13s.

  • 28 Cf Is 26,19; 42,7; 61,1.

    29 Jn 5,39.

    30 Hech 5,4.

    31 EE 63.

    32 Memorial,151.

    33 Jdt 8,9ss.

    34 Jon 1,2-3.

    35 1 Rey 19,4.

    36 Jn 1,46.

    37 Lc 24,13.

    38 La mundanidad espiritual constituye el mayorpeligro, la tentacin ms prfida, la que siemprerenace insidiosamente cuando todas las demshan sido vencidas y cobra nuevo vigor con estasmismas victorias. De Lubac, op. cit. El mismo DeLubac la define as: aquello que prcticamente sepresenta como un desprendimiento de la otramundanidad, pero cuyo ideal moral, y aun espiritual,sera, en lugar de la gloria del Seor, el hombre y su

  • perfeccionamiento. La mundanidad espiritual no esotra cosa que una actitud radicalmenteantropocntrica. Esta actitud sera imperdonable enel caso que vamos a suponer posible de un hombreque estuviera dotado de todas las perfeccionesespirituales, pero que no lo condujeran a Dios. Si estamundanidad espiritual invadiera la Iglesia ytrabajara para corromperla atacndola en su mismoprincipio, sera infinitamente ms desastrosa quecualquiera otra mundanidad simplemente moral.Peor aun que aquella lepra infame que, en ciertosmomentos de la historia, desfigur tan cruelmente ala Esposa bienamada, cuando la religin parecainstalar el escndalo en el mismo santuario y,representada por un Papa libertino, ocultaba la fazde Jesucristo bajo piedras preciosas, afeites y espas...Un humanismo sutil enemigo del Dios Viviente y, ensecreto, no menos enemigo del hombre puedeinstalarse en nosotros por mil subterfugios. Ibid.

    39 KoLvenbacH, Peter-Hans, sj, Locos por Cristo,CIS, XX (ao 1990), 1-2 (63-64), pp. 72-89.

    40 Jn 5,5.

    41 San Agustn, hablando a la Samaritana; Tract. 15in Joannem, 17, CCL, 36, 156.

  • 42 Rom 5,5.

    PrlogoCorrupcin y pecado. Algunas reflexiones en torno al tema de la corrupcinMtodoLa inmanenciaAparentarCompararDe la comparacin al juicioY del juicio a la desfachatezTriunfalismoMirando al tiempo de JessResumiendoLa corrupcin del religioso


Recommended